Pobres hombres infieles...

Al parecer, las mujeres rejuvenecen con la infidelidad; el 47% se preocupa más de su aspecto al echarse un amante; el 28% adelgaza y recupera la línea; el 24% asegura que su piel se vuelve mas tersa y luminosa, y le 52% sostienen que la traición les da más equilibrio psicològico. Ademàs, el 26% confieza que no tienen ningùn sentimiento de culpa. Los datos están tomados del pròlogo de una antologìa de cuentos sobre señoras infieles escrito por Rosa Montero. Con amante en la agenda, ellas se vuelven todavía más receptivas que en situación de normalidad conyugal al rubro de moda, perfumes y productos de belleza. A los hombres infieles, en cambio, sostiene el mismo sorprendente estudio, el engaño los arruga, los pone barrigones y los hace sentir la mayor parte del tiempo como "loro en el alambre" ( y quien querría tener por amante a un loro, menos en un almbre? me pregunto). Mientras Rosa Montero habla de mujeres infieles a las cuales el adulterio les sienta mejor que el caviar, otros relatan relaciones furtivas en el rincón de la fotocopiadora, en un hotelucho con olor a cebolla o en un auto donde consumar el acto requiere de aptitudes de contorsionista. Bonito contraste. Para ellas, la infidelidad es un bálsamo; para ellos, un tremendo trabajo. Un doble esfuerzo de simulación. Es claro, son los comentarios de dos tipos de historias... Poniendolo en términos de supervivencia, diría que el engaño es pan para hoy día y hambre para mañana. Creo que en el final de la vida real, el adulterio termina inevitablemente resultando para él y para ella (y para el tercer involucrado) tan jodido como se describe en en esa película con título ad hoc "Infidelidad". En ella, La tipa se vuelve loca por un franchute súper mino, con quien le pone el gorro a Richard Gere, el marido pavo y bueno como el pan. Cuando la pasión está tan desembocada que los lleva a hacerlo en los lugares más incómodos posibles, la protagonista y sus inadvertidas amigas conversan. Una de ellas, la más vieja, afirma: " En la infidelidad todos pierden". ... mmm qué complicado se me torna este tema, o sea, ahora tengo que mirarle la "ponchera", pa' saber si me pone el gorro y él debe fijarse si toi más flaca o si tengo la piel màs suave? abliga' a engordar y èl a tener caluguitas... claro! y si despuès llega un pastelito y me lo quita??? jajajajaj No sè, lo quiero tanto, bueno, nos queremos tanto que dudo que necesitemos un amante, lo pasamos tan bien juntos... literalmente lo dicen mis relatos...